domingo, 6 de diciembre de 2015

Reseña: LE LLAMÉ CORBATA, de Milena Michico Flasăr

Título: Le llamé corbata
Autora: Milena Michico Flasăr
Traducción: Sandra Santana
Edita: Ediciones Siruela
Páginas: 128
Precio: 14,90 € / 7,99 (epub y Kindle)

Japón es un país que nunca dejará de sorprenderme por su historia, sus costumbres ancestrales, su gastronomía y su  sociedad tan diferente a la nuestra. Y es que a pesar de la globalización (el fenómeno que está haciendo que todos nos acerquemos y que al mismo tiempo también vayamos perdiendo signos de identidad) la sociedad japonesa tiene unos rasgos muy marcados. Si quieres conocer algunos de ellos, no dejes de leer Le llamé corbata, la novela de Milena Michico Flasăr editada por Siruela de la que hoy os vengo a hablar.
Hiro es un veinteañero que ha pasado los últimos dos años encerrado en su habitación. Un buen día, cansado del encierro y la soledad, de no encontrar respuestas por sí mismo, Hiro sale de casa y se dirige al parque. El parque es un lugar de paso para muchas personas de la ciudad. Algunas de ellas, además de atravesarlo, lo disfrutan en sus ratos libres. Es el caso del oficinista en el que Hiro se fija, un tipo a simple vista anodino que almuerza cada día sentado en un banco. Hiro vuelve día tras día al parque y observa al asalariado de traje y corbata. Un buen día, los dos deciden sentarse juntos en un banco y compartir confidencias. De los encuentros diarios surgirá una gran amistad y, tal vez, un modo de afrontar la vida con otros ojos.
La sociedad japonesa no se rige por las mismas normas que la española, desde luego. En Japón, las normas sociales son mucho más estrictas. Vienen impuestas por los demás, pero también por el propio individuo. Así, una buena persona puede sentirse un ser deshonroso para sus allegados por haber perdido el trabajo. O un joven puede sentirse tan presionado por la sociedad, que llegue a decidir suicidarse o encerrarse en su cuarto durante años.
Hiro es un hikikomori: un muchacho que decide encerrarse en su habitación durante años porque vivir rodeados de gente les resulta demasiado asfixiante. Generalmente, los hikikomoris se sienten desbordado ante las expectativas de sus padres y la sociedad (de estudios, laborales, etc), de ahí su decisión tan drástica. Hiro, además, guarda varios secretos, varios hechos traumáticos que le llevaron a tomar la determinación de quedarse en su cuarto durante tanto tiempo.
Ōhara Tetsu es un oficinista con una vida rutinaria: por las mañanas va a trabajar, en el descanso come en el parque la comida que le ha preparado su mujer, y por la tarde vuelve a casa junto a su querida esposa. Las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos, pero él no se atreve a contárselo a su mujer. Tiene miedo de que no lo entienda, de hacerle daño. De que todo su mundo se derrumbe de pronto al acabarse aquella cómoda rutina en la que estaban instalados desde hacía tantos años.
Le llamé corbata es una novela corta narrada en primera persona por el joven Hiro que, sin embargo, encierra un universo tremendamente extenso: el del chico deprimido y el del oficinista que no sabe cómo contarle su verdad a su esposa. Gracias al estilo peculiar de su autora, tremendamente claro y conciso, tendremos conocimiento de las intensas historias de los dos protagonistas. Dos narraciones llenas de secretos, mentiras y temores. De confesiones. De reconocimiento. De búsqueda de perdón. Del de otra persona, sí; pero, sobre todo, del perdón de uno mismo.
Con respecto a los protagonistas, otro de los puntos fuertes de esta obra, por un lado tenemos a Hiro, un chico tremendamente sensible marcado por las relaciones con sus mejores amigos, el instituto y sus padres. El pasado es algo que no se quita de la cabeza, algo que no le deja mirar al futuro.
Por otro lado está Ōhara Tetsu, un tipo bastante optimista que, sin embargo, no sabe cómo encarar el presente. El pasado también tendrá mucho que ver con ese miedo a afrontar la realidad. Un pasado sorprendente tanto para Hiro como para el lector.
Le llamé corbata es, en definitiva, una obra que hace subir al lector en una montaña rusa de sentimientos encontrados. Una novela que da a conocer la sociedad japonesa actual, sus costumbres, ventajas e inconvenientes con respecto a la nuestra. Una historia intensa, inolvidable y conmovedora que bucea en la psicología de dos personajes muy distintos: dos seres solitarios que se encuentran y aprenden a curarse el uno al otro. Un canto a la amistad que surge a pesar de la distancia generacional, las clases sociales y cualquier otro tipo de perjuicio. Una gran novela que no deberías dejar escapar.
Cristina Monteoliva